Destrózame el alma.

Como la copa del cristal mas frágil golpeó mi alma el suelo. Subconsciente destronado, la vuelta a la realidad pisotea mis entrañas y las destruye: qué cómodo parecía planear, flotando, en la más inmensa locura. Cada peldaño en la salida del abismo rasga en mil pedazos todo lo aprendido. Y cada desaprendizaje desgarra aún más los pedazos hasta hacerlos añicos. ¡Y cuánto dolor! qué destrozo en cada emoción, tanto que arde. Arde el pecho y oprime el estómago: vuelvo a mi ser. Y la transformación se llevará consigo el caos y el peso de la carga en mis pies desaparecerá. Podré danzar y volverá mi sonrisa. Tan solo espero que no se parta el último escalón y vuelva al infierno...

¿Estás seguro?

Asegúrame que esta desilusión es tan sólo una ilusión.
Asegúrame que no quiero encontrar mi YO.
Asegúrame que seguro yo la quiero.
Asegúrame que quiero lo que yo quiero.
Asegúrame que nada vale este todo.
Asegúrame que todo vale esta nada.
Asegúrame que mañana volverá a ser ayer.
Asegúrame que no me arrepentiré de nada.
Asegúramelo y no tiro la toalla.

El turno eterno.

Y reventó nuestra burbuja y en su explosión sus mil pedazos desgarraron, malhiriendo, las ilusiones. ¿ En qué maldito momento se paró el tiempo y dejamos de avanzar ? La pausa en esta eterna eternidad sobre el caos más absoluto nos consume. Marionetas de ese ser extraño que nos mira y nos usa en un tablero ajedrez, esperando el próximo movimiento para plantear la siguiente batalla.
Alfil G2: la Reina muere.

Oscuridad.

Por tratar de soñar un sueño, me encontré en mi universo de oscuridad. Mientras allí, a lo lejos, mi sol se iba  apagando y sobre mi se posaba un manto negro.

No, no puedes soñar un sueño. Un sueño, soñado, ya no tiene ese nombre. Y mientras trato de no deslumbrarme, concedo a ratos descanso a mis pensamientos.
¿Quién soy? Buscando esa respuesta deberé saltar al abismo. O quizá sea el abismo propiamente el que me de la respuesta. Buscándome a mi mismo: Es parte del propio ser conocerse. Quizá despierto tarde en este propósito, pero no es el tiempo el que manda en nosotros. Somos emoción y sensaciones. Somos inquietud y miedos, entusiasmo e ideas. Al fin y al cabo, tan solo somos ilusiones. Ilusiones de uno mismo o ilusiones proyectadas en lo que te rodea o los demás. Pero cuando las perdemos reculamos hacía nuestro propio ser. Al YO más profundo que habita en nosotros y que muchas veces tememos encontrar. Solo cuando entendemos a ese ser que habita en nosotros, cuando lo encontramos y podemos mirarle a los ojos podemos seguir creando. Pero no, olvídate, ¡no puedes soñar un sueño! Y en la más profunda oscuridad, cuando crea no ver nada, cuando allí me encuentre solo, conmigo mismo y nada más: miraré hacia arriba y veré miles de estrellas. Mientras, seguiré soñando.

Lágrima.

Lágrima

que cabalgas mi mejilla

tratando de escribir un cuento.

¿Es un cuento de amor?

Linea divisoria ahora,

humedad en mi rostro

que anuncias ¿qué?

¿Desilusión?

¡No quieras contarme historias

que nadie quiere escuchar!

¡No quieras crear poesía

donde tan sólo hay dolor!

Gota, ya me abandonas,

siguiendo la gravedad

y haces que mire hacia abajo

para ver a dónde vas...

¡Oh! ... ¡si ahí estoy yo!